miércoles, 24 de julio de 2019

El modelo de Asturias para la investidura: el fracaso de Foro


Estos días se está debatiendo y votando la investidura del presidente del gobierno en Madrid tras nada menos que cuatro meses de espera desde las elecciones, una tercera parte del año con un gobierno provisional.

Esta situación se debe a dos hechos, la inexistencia de unos plazos para votar un presidente (podríamos estar toda la legislatura con un gobierno provisional si ningún candidato decide someterse a votación en el parlamento) y la incapacidad del PSOE para conseguir los votos que le faltan para investir a su candidato.

Para ser investido presidente de España el candidato que se vota debe tener más votos a favor que en contra, algo muy fácil con mayorías absolutas o con mayorías simples muy amplias, pero que obliga a negociar con otros partidos cuando las mayorías son más escasas, lo que ya le pasó al PP de Rajoy en la anterior legislatura y le está pasando al PSOE de Pedro Sánchez en esta. 

En caso de presentarse a la investidura y no alcanzar los votos necesarios se convocarían nuevas elecciones, situación que ahora se plantea evitar aplicando en Madrid el mismo método de investidura que se aplica en Asturias: es nombrado presidente el candidato con más votos a favor (si solo se presenta un candidato será ese el elegido). 

Si miramos el caso de Asturias efectivamente siempre se ha elegido un presidente que después se ha encontrado con una mayor o menor dificultad para gobernar. 

Excluyendo los gobiernos con mayoría absoluta del PSOE o en coalición del PSOE e IU que contaban con una mayoría parlamentaria en la Junta General, los gobiernos en minoría han tenido que ir alcanzando acuerdos con otros partidos para llevar a cabo su labor, acuerdos que no siempre han sido capaces de alcanzar, llegando a tener que prorrogar los presupuestos del año anterior en alguna ocasión. 

Sin embargo hay una importante excepción a este funcionamiento más o menos correcto de dichos gobiernos en minoría, en 2011 Francisco Álvarez Cascos fue elegido presidente tras ganar las elecciones con Foro, sin embargo su incapacidad para llegar a acuerdos con otros partidos llevó a una paralización del gobierno que terminó con unas nuevas elecciones al año siguiente. 

Por la experiencia de Foro y de algún gobierno del PSOE el modelo asturiano permite la elección de un presidente, pero al no ser necesaria una mayoría parlamentaria para ello puede llevar a una paralización incluso total de dicho gobierno, no descartando completamente la convocatoria de nuevas elecciones en un breve plazo de tiempo. 

De cambiar al sistema asturiano lo único que se haría sería posponer el problema de los pactos favoreciendo gobiernos débiles, el problema de fondo seguiría siendo el mismo, la incapacidad de los partidos madrileños para llegar a acuerdos. 

jueves, 11 de julio de 2019

La humillación de Llanera




A comienzos del siglo XV los vecinos de Llanera se rebelaron contra la tiranía del obispado de Oviedo negandose a pagar los diezmos e impuestos, motivo por el cual fueron excomulgados. Tras 4 años en esta situación de excomunión el nuevo obispo de Oviedo ofreció levantar dicha excomunión con la condición de que 30 vecinos en representación del concejo acudieran a Oviedo un día de fiesta descalzos, vestidos únicamente con sacos ceñidos con cuerdas y con ceniza en la cabeza (supuesto origen de la expresión despectiva hacia nosotros "de Llanera ni el polvo siquiera").

Como ya es sabido por todos hoy en día se viene celebrando el primer fin de semana de julio una fiesta, Los Exconxuraos, en conmemoración de este hecho, en la que año tras año el domingo por la mañana se oficia una misa en el recinto ferial a la que acude una representación del ayuntamiento vestidos de con sacos y cuerdas representando la humillación de nuestro concejo (domingo del perdón lo llaman).

No deja de ser llamativo que la fiesta más importante de Llanera, una de las principales fiestas de Asturias, tenga como acto central una representación de sumisión a Oviedo, a la iglesia, al poderoso, en lugar de celebrar la libertad y la dignidad por la que se luchó entonces, es curioso que se prefiera celebrar y dar importancia a los escarnios y la humillación que sufrieron nuestros antepasados, la venganza de la que fueron objeto por parte del obispado de Oviedo, antes que recordar la unión de los vecinos contra el poder, la lucha por sobrevivir y resistir ante la injusticia.

Esperemos que en próximas ediciones los vecinos de Llanera mostremos un poco de amor propio, no mucho, un mínimo por lo menos, y empecemos a celebrar esta fiesta como debe ser, recordando con orgullo cómo una vez nuestros antepasados se levantaron unidos contra el que los explotaba y abusaba de ellos, rememorando la lucha por una vida más digna.